Perdóname, Tux, porque he pecado. En los últimos tiempos he tenido pensamientos oscuros: me tentaba Apple con su simplicidad y sus diseños bonitos, me tentaba Microsoft porque ahora parece que respeta más al usuario que Google, pensé hacer de una cuenta de Outlook mi correo principal, o usar más Skype. Pero ahora he vuelto a la senda.
He vuelto a comprender que el único camino lógico, el único que lleva a la igualdad para todos al menos en el terreno de la informática, es el camino del software libre. Volver a encontrar páginas como LibreProjects, o PRISM Break, me demuestra que no hay lugar a dudas, a pesar de que las tecnologías más extendidas sean las privativas.
El software privativo es tentador. Con un Mac todo funciona y es bello, con Skype sólo tienes que pulsar el botón de llamada. Pero las mismas funciones se pueden tener con software libre, que me respeta como usuario y no me espía.
La diversidad del software libre es abrumadora, pero justo ahí está su grandeza: si una opción no convence, hay otras muchas donde probar. No sé hasta qué punto estaría dispuesto a pagar comodidad con privacidad o libertad, por lo que, aunque seguiré usando aquella tecnología privativa que me acerque a mis allegados, poco a poco me alejaré de ellas y procuraré, en la medida de lo posible, no entrar en más círculos cerrados. En lugar de ello intentaré atraer a la gente a los abiertos, a los que considero adecuados, aunque no pretendo, ni mucho menos, convertirme en un predicador del software libre.
El problema es que cuando tu te alejas entonces quedas aislado.
Por ejemplo, yo no tengo cuenta en facebook y no pienso crear una «jamás», pero cada vez hay más sitios que exigen tener una cuenta en facebook para participar en algo. Y me temo que aunque odie facebook, sé que en algún momento en el futuro me veré forzado a usarlo dado que alguien muuuuy importante me lo va a exigir (digamos, para un trabajo o para poder viajar al exterior), así que aunque uno quiera estar libre de ‘vicios’ la sociedad y los grandes programas y servicios privativos a la larga nos forzarán a usar uno de ellos. Eme (o es heme) aquí chateando (que fea palabra) por Gmail todos lo días para coordinarme con mis compañeros en los trabajos que tenemos que entregar y yo cada vez desconfiando más de la gran G.
Es «heme» :) Desde luego es difícil ir siempre contracorriente, tarde o temprano hay que ceder, pero ahora son Facebook y Google y en un tiempo serán otras. Somos nosotros, los usuarios, quienes tenemos que fomentar alternativas libres. Es una batalla difícil y muchos dirán que perdida, pero poco a poco podemos cambiar algo.
Gracias por tu comentario.