Si el concierto de Saurom fue el día 5, este fue al día siguiente. Zaz no tiene nada que ver con Saurom y este hecho representa perfectamente mi gusto musical.
Conocí a Zaz cuando me llegó un vídeo de ella cantando Je veux en la calle. Me encantó su sonido y escuché su primer disco, Zaz; el segundo, Recto Verso, y un tercero llamado Paris en el que versiona canciones dedicadas a la ciudad. Luego sacó dos discos más que, por algún motivo, se me habían pasado, así que me puse al día para ir al concierto, un concierto que me costó su buen dinero y en el que pagué extra por estar justo delante del escenario.
Allí estaba ella con sus cinco músicos para hacer un directo de casi dos horas con un sonido magnífico. Suena en directo igual que en el disco. Hizo un esfuerzo por leer un texto en español y, llegado un momento, cantó Clavelitos.
Imaginad mi cara cuando me di cuenta de que había tenido que ir a un concierto de una francesa para escuchar Clavelitos.
Con esa voz que le caracteriza y sin parar quieta en ningún momento, interpretó canciones de todos sus discos y transmitió en el escenario el mismo buen rollo que en sus discos.
Me ocurrió algo curioso en este concierto. He estado en directos de altísimo nivel, pero es la primera vez que veo un concierto de un artista extranjero que llevo tantos años siguiendo. En el momento que la vi subir al escenario me dio un vuelco el estómago y pensé: «Esto está ocurriendo de verdad».
A la salida me compré el vinilo de su último disco, aparte de la razón obvia de que me gusta, quería tener un recuerdo palpable de que estuve allí.
Jamás pensé que podría ver a Zaz en concierto, y tuve la suerte de conseguir entradas en este que cayó tan cerquita de mí. Una experiencia que no olvidaré.
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