No vi ningún diamante, y se lo dije a Tom Sawyer. Me contestó que de todos modos los había a montones y que también había árabes y elefantes y cosas. Entonces le dije que por qué no podíamos verlos. Me dijo que si no fuera tan ignorante y hubiera leído un libro que se llamaba Don Quijote, lo sabría sin preguntar. Dijo que todo lo hacían por arte de magia. Dijo que allí había cientos de soldados y elefantes y tesoros y todo eso, pero que teníamos enemigos que él llamaba magos y que lo habían convertido todo en una escuela dominical para niños, sólo por despecho.
Mark Twain: Las aventuras de Huckleberry Finn
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