Por más que me intente convencer de que los auriculares Bluetooth suponen un retroceso en algunos sentidos, lo cierto es que los auriculares sin cable tipo AirPods se han convertido en una comodidad muy frecuente en mi día a día.
El estado de la cuestión
Este tipo de auriculares inalámbricos son un complemento muy común ahora mismo. Hace un tiempo era habitual encontrarlos unidos con cable, pero ahora mismo lo más habitual es que muchas personas carguemos con una cajita que contiene esos pequeños auriculares que quedan pegaditos a la oreja.
Apenas hay modelos de móvil con el conectar minijack. Incluso FairPhone, una empresa que presume de ser muy ética, prescindió de él en favor de los adaptadores o de los auriculares de este tipo. Hace poco lanzaron un modelo nuevo.
Hace mucho tiempo que no veo a nadie con auriculares con cable. Todos son sin cable, ya sean de diadema o los que nos ocupan hoy. Si alguien aún hace uso de auriculares minijack, con o sin adaptador, debe de ser algo bastante extraño.
Sin embargo, por más habituales que sean, estos auriculares tienen desventajas muy evidentes. Añaden la necesidad de llevar la caja, de cargar dicha caja, y la batería que tienen se degrada inexorablemente hasta hacer muy incómodo o imposible usarlos.
Mis contradicciones
Aunque haya dicho «tipo AirPods» porque hay un montón de modelos que siguen el mismo paradigma, yo uso los auriculares de Apple. Concretamente los de segunda generación. Los compré durante el confinamiento de la Covid19 como un capricho por soportar tanto trabajo, y tenía claro era una extravagancia.
Tienen cuatro años ya, hay que cargar la caja con más frecuencia y la batería de los propios auriculares cada vez duran menos, en especial la de uno de ellos. Pero aún aguantan.
Por más que me las quiera dar de intelectual señalando sus desventajas, me mentiría a mí mismo si dijera que no son cómodos o que no son un elemento que uso a diario, ya sea por impaciencia o por pura costumbre.
Los uso principalmente en dos escenarios: ejercicio y seguir oyendo un vídeo del PC si tengo que levantarme.
Cuando voy por la calle no tengo problema en usar los auriculares cable. De hecho es algo que hago frecuentemente: los auriculares Lightning de Apple son mi micrófono para las Divagaciones.
En particular, los AirPods se conecten al dispositivo Apple que está sonando (recuerdo que yo tengo muchos aparatos de la marca). La mayoría de auriculares inalámbricos se vinculan a dos aparatos a la vez, pero a estos, como van con la ID, les da igual. Podría estar en el PC escuchando un vídeo, poner una nota de voz de WhatsApp en el móvil y luego tirarme con la tableta que cambian de uno a otro sin tocar nada. Parece magia negra.
Además, no sé si por justificar mi propio gasto, me cuestiono bastante si unos auriculares más baratos aguantarían cuatro años de uso bastante intenso.
Conclusión
¿Podría prescindir de estos auriculares? Totalmente. Podría pausar sin más el vídeo cuando me levante y usar el altavoz integrado o cualquier otro altavoz Bluetooth para hacer ejercicio.
Mi parte racional me dice que son un capricho innecesario, pero es uno de esos detalles que cambian las reglas del juego, aunque sea un poquito. Mis AirPods 2, con cuatro años de uso y la batería bastante deteriorada, son un elemento tecnológico al que me he acostumbrado, y no sé qué decisión tomaré cuando no den más de sí.
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