Llevo más de diez años usando WordPress. No es mucho en comparación con otros veteranos, pero ya son unos añitos. Este veterano sistema de gestión de contenidos ha visto una gran evolución y éxito, lo que le ha llevó a ser (desde hace muchos años ya) mucho más que un simple gestor de blogs. Se pueden crear todo tipo de sitios webs. Esto está muy bien… para quien lo necesite.
Yo no lo necesito. Yo solo quiero escribir mis entradas y administrar mi contenido de manera sencilla.
Desde hace un tiempo, el desarrollo de WordPress ha dado un giro hacia el editor de bloques. Primero apareció en las entradas, luego en más y más elementos, hasta llegar el punto en el que no tengo ni idea de cómo gestionar el blog que llevo casi una década manteniendo.
Un caso práctico. En las últimas versiones, los bloques han llegado a los widgets. Bien. Quise hacer unos cambios, moví aquí y allí, eliminé los bloques antiguos por los nuevos… y los nuevos no respetaban para nada el estilo del tema que tengo configurado. ¿Por qué? Cualquiera sabe. Tuve que instalar un plugin para traer de vuelta los widgets clásicos.
Pero no hace falta irse tan lejos. El editor de entradas basado en bloques hace (a mi entender) mucho más difícil gestionar y manejar un simple texto. Está tan pensado para introducir composiciones complejas que hay ciertas gestiones básicas que se complican más de lo debido. No quiero decir que sean exageradamente difíciles, solo ese punto de más que causa rechazo. Esto provocó que lleve mucho tiempo usando el plugin Editor clásico.
Por este motivo llevo mucho tiempo mirando alternativas a WordPress y los problemas, evidentemente, son varios. Los principales: soy muy vago y quiero mantener todo lo que tengo. Ambas opciones hacen que descarte otros sistemas que no conozco y también un generador de sitios webs estáticos, que además elimina la opción de los comentarios.
Aunque reciba un comentario cada muchas entradas, a mí me dan la vida. Aparte, solo pensar que tengo que copiar los comentarios a mano a un sistema estático o que la gente me mande un email o cualquier otra opción extraña para comentar me da sarpullidos.
Desde hace unos meses conozco ClassicPress. Es un derivado de WordPress 4.9, antes de que los bloques estuvieran presentes siquiera en el editor de entradas. Una comunidad lo mantiene actualizado con mejoras de seguridad, y poco a poco aparecen plugins específicos.
Su mayor virtud es que es WordPress. Ni siquiera cambia el nombre de los archivos internos, al menos de momento. La interfaz es la misma pero sin toda la parte de bloques. Lo malo es que es WordPress pero sin el brazo de WordPress, lo cual no tiene por qué ser horrible, pero veremos el ritmo de actualización y su seguridad.
Con la salida de WordPress 6.0, que introducía más bloques en aún más rincones, me planté. Me quedé en 5.9.3 e instalé el plugin de migración de WordPress a ClassicPress. Tuve que dar alguna voltereta, pero esta entrada se publica desde este nuevo-no-tan-nuevo sistema y todo va divinamente.
Mañana lanzaré un tutorial precario sobre el proceso de instalación.
El único inconveniente que he encontrado es que Marianne, el tema que venía usando, no es compatible con WordPress 4.9 y he tenido que volver al siempre fiel Twenty Sixteen. Por suerte he encontrado la forma de quitar ese molesto marco y ahora la pantalla es más limpia.
Por todo lo demás, el blog sigue exactamente igual. Ninguna llamada a sitios externos y simplicidad absoluta, porque así es como me gusta a mí ver mi pequeño blog personal.
Igual pero diferente, seguimos.
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