En una ocasión os hablé de mis problemas de visión. Por suerte no necesito ningún software de accesibilidad para poder usar mi ordenador, basta con que me ponga mis gafas de leer y acercarme a la pantalla. Pero de vez en cuando me acuerdo de que hay ciertas herramientas de accesibilidad que, aunque para mí no sean de primera necesidad, quizá podrían hacerme la vida más fácil.
Y, mirad por donde, he salido especialito y en vez de usar Windows, donde supongo que estarán la mayoría de software de accesibilidad (cuota de mercado y eso) o algo de Apple que, según sé, es el que más cuida este tema (muchos ciegos usan iPhones por su lector de pantalla y lo bien que se maneja), uso software libre. Una distribución GNU/Linux con entorno de escritorio KDE.
Yo hace años usé un magnificador y lector de pantalla en Windows por lo que, aunque ha pasado el tiempo, sé con qué comparar. Puedo decir que el software que he probado para mis necesidades de momento no está a la altura de lo que recuerdo, y es de suponer que habrá evolucionado, ya que lanzaron dos versiones más.
En el texto que viene a continuación téngase en cuenta, recalco, que 1) hace mucho tiempo que probé dicho software privativo y 2) para mí no es primera necesidad, en su momento no necesité muchas de las opciones que quizá tenía el software y que ya no recuerdo. Quiero decir con esto que mis pruebas no son representativas más allá que para mis propias necesidades, que pueden ser las mismas de algunas personas, pero una mínima parte de las de muchas otras.
He mirado todas las herramientas de accesibilidad que tiene KDE, pero las únicas que me pueden interesar a mí son Kmag, un magnificador de pantalla (una especie de «lupa portátil») y Jovie, un sintetizador de voz. Nótese que es sintetizador de voz, y no lector de pantalla.
Kmag tiene tres modos de uso: seguir al ratón, ventana y pantalla. El tercero directamente o no me funciona o no lo entiendo. El primero puede ser útil, pero tiene una pega: una parte del escritorio está ocupado por la ventana (con lo que el programa amplía y amplía ad infinitum) y el segundo funciona bastante bien, se puede mover la zona ampliada. Pero claro, tienes que tener la «lupa» en una esquina y no es demasiado cómodo.
KDE (o mejor dicho, KWin, el gestor de ventanas) tiene un zoom de escritorio que amplía toda la pantalla, justo lo que necesito. Pero tiene un problema grande, una característica que ya pedí en la lista de correo: no sigue el cursor de texto cuando se escribe, de tal modo que el texto acaba saliéndose por el margen de la parte ampliada, se sale de la pantalla. Me dijeron que esa característica está en Kmag, pero o no me funciona o, ya digo, ese programa no lo entiendo.
Jovie, el sintetizador de voz, necesita voces externas. Se puede elegir entre dos motores llamados Espeak o Festival, pero yo solo he conseguido configurarlo con Espeak. La versión que tengo (no sé si la última) no hace la primera configuración, que ha de hacerse desde el terminal escribiendo spd-conf
. Para averiguarlo tuve que ir a la ayuda de KDE (magnífica por otra parte, muy completa), por lo que se podría poner un aviso desde el mismo programa mientras se implementa algo para realizar esa primera configuración directamente, como dicen que ocurrirá. También fue necesario configurar un Lector en las opciones, algo que no hice desde un principio y, cuando reinicié, el programa se olvidó de las preferencias que puse en otra pestaña.
Una vez configurado (todo lo anterior, leído, parece mucho más de lo que es en realidad), se pueden elegir diferentes voces, y en estas, la velocidad, el tono y el volumen. De por sí se integra con Kate, Konqueror y Okular (algo maravilloso de KDE, que las aplicaciones se comunican entre sí), pero se puede leer cualquier texto ya que también lo puede tomar del portapapeles. Mientras se navega en Firefox, por ejemplo, basta con copiar un texto y seleccionar la opción correspondiente en Jovie (a la que, como todo en KDE, se le puede asignar una combinación de teclas).
Una vez analizadas las opciones de KDE, muy someramente y tras unas cuantas pruebas no demasiado exhaustivas, volvamos al mundo privativo.
El software amplificador de pantalla del que os hablé cuesta, según su web, 50€ en su modelo más básico. Si quieres la versión normal, asciende a los 400€, y la versión con sintetizador, 600€. Esto es solo para que os hagáis una idea del precio que tiene la accesibilidad, no critico a sus desarrolladores porque tienen que hacer su negocio, y después de todo es el precio que suele tener una ayuda visual de cualquier tipo, y más caras.
La opción más básica del magnificador de pantalla era lo mismo que el zoom de Kwin. Pero también tenía el seguimiento del cursor de texto y la selección al navegar con el teclado, un modo lupa (que solo ampliaba cierta zona alrededor del cursor), modificaciones para el puntero del ratón, cambio de colores (diferentes contrastes), y más que ya no recuerdo.
Por su parte, el lector de pantalla leía el nombre de la ventana y el texto de la opción seleccionada. También podías decirle que te leyera un documento de Word (OpenOffice ni lo reconocía).
Pero no todo GNU/Linux es KDE. Para terminar de comprobar las opciones de accesibilidad que hay disponibles, probé varias distribuciones con otros entornos de escritorio, especialmente con Gnome, ya que este cuenta con un programa llamado Orca, el único lector de pantalla disponible, al menos que yo sepa. Mis pruebas con este entorno fueron aún más breves, ya que ni siquiera lo tengo instalado en el disco duro.
Lo que me encontré fue algo que me pareció habitual en Gnome. No encontré opciones para configurar Orca, ninguna ayuda ni nada por el estilo. Dado que no necesito un lector de pantalla la mayoría del tiempo, me resultó incluso mareante, al no poder configurar ni un aspecto de manera sencilla. Por otra parte, el zoom de pantalla de Gnome 3 tiene las mismas carencias que el de KDE: no sigue ni al cursor de texto ni la selección en los menús.
La verdad, después de mis someras pruebas empecé a escribir esta entrada entusiasmado. Pero cuando me he puesto a recordar las opciones de este software, me he dado cuenta que las opciones de accesibilidad de GNU/Linux para deficientes visuales están simple y llanamente en pañales en comparación.
En la conferencia Linux sucks de 2014 se menciona el tema de la accesibilidad como punto débil en las distribuciones GNU/Linux. Como he contado, en mi experiencia aún queda mucho por hacer, pero poco a poco se construyen nuevas tecnologías y lo que ya hay puede ser una base sólida para el futuro: puede que en poco tiempo podamos tener un sistema operativo accesible para deficientes visuales y además, libre y gratuito.
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