Pensamientos sobre política

Este domingo son las elecciones al Parlamento Europeo. Europa es una realidad bastante abstracta que parece muy lejana, pero las decisiones que se toman en ese parlamento acaban afectando en nuestro día a día de mayor o menor medida. Por eso considero que son igual de importantes que cualquier otras elecciones: al final siempre se trata de ejercer nuestro derecho al voto. La política no es un tema que me apasione ni muchísimo menos, pero cuando toca votar tipo me pongo a la tarea de informarme sobre la situación y las opciones que hay.

Esta entrada solo busca recopilar pensamientos e ideas que me han rondado en los últimos tiempos, y espero que quien no tenga una opinión sobre estos temas se plantee algunas cuestiones y los valore desde su propio prisma. No busco convencer a nadie de que vaya a votar o a quién, aunque una entrada de este tipo siempre irá, por el tema y por ser un blog personal, cargada de mi ideología y de mi forma de pensar.

Votar o no votar

Yo siempre he optado por lo primero. Porque es la única herramienta que tengo para hacerme oír. Si no voy a votar, los políticos no saben si lo hago porque estoy en profundo desacuerdo con ellos o si simplemente soy indiferente ante estas cuestiones, para ellos es un voto menos del que preocuparse. La única manera que tengo de que sepan que no estoy contento con la situación es emitiendo un voto, aunque en el caso de las elecciones generales en España signifique tirarlo por elegir un partido que al final resultó minoritario (cuestiones de la ley electoral). A mi entender, mejor tirarlo que regalarlo, aunque lo ideal sería que mi voto valiera para algo. Pero ahora estamos hablando de Europa, es circunscripción única y todos los votos cuentan.

No es que yo tenga una gran conciencia política, pero desde que cumplí los dieciocho he tenido dos puntos muy claros: votar es un derecho que costó mucho conseguir, por lo tanto es necesario y justo que lo ejerza; y por otro lado, que PP y PSOE llevan mucho tiempo gobernando, hace falta ver caras nuevas. Quizá, como muchos dicen, todos los partidos políticos sean igual de mentirosos y ladrones, a estas alturas es difícil confiar en que el poder no corrompa los ideales más nobles, pero antes de llegar a esas conclusiones es necesario que llegue alguien nuevo, de otro modo nunca sabremos si la situación mejorarán o no, y lo más probable es que mejore. En política no debería valer el «más vale malo conocido que bueno por conocer» ni el votar a uno por castigar al otro, que hay muchas iniciativas muy interesantes esperando a ser votadas.

Tampoco hay una etiqueta o color político con la que me identifique, aunque quienes me seguís podréis imaginar cuáles son mis inclinaciones. Pienso que todo puede tener su lugar, excepto aquello que choque con los derechos humanos y aquello que ya se ha demostrado que no funciona: en un momento dado puedo estar de acuerdo con una idea, pero si las circunstancias cambian y se demuestra que no es válida, la rechazaré. Lo que busco es lo mejor para mí, para mis cercanos y para mi país que, más allá de fronteras o la arbitrariedad de haber nacido en un lugar y no en otro, es donde vivo y debo preocuparme por quienes comparten escenario conmigo.

Un lenguaje farragoso

Por otro lado, entender un mínimo de política requiere interés por mirar los periódicos (tanto generales como alternativos, para conocer más visiones), pero sobre todo por entenderlos. El lenguaje que se usa en política es, por lo general, complicado y oscuro, especialmente en aquellos partidos que no quieren que nos enteremos de nada. Se manejan muchísimos conceptos muy complejos, de los cuales es muy difícil entender al máximo qué implicaciones tienen, especialmente si nunca se han llevado a la práctica. Puede que una idea maravillosa sobre el papel luego no funcione pero, vuelvo al punto anterior, es necesario llevarla a cabo para comprobarlo.

Siendo sincero, yo no comprendo del todo ni siquiera conceptos que se manejan todos los días, me falta mucho por leer sobre política en general y sobre historia para comprender sus implicaciones más profundas y no quedarme en una idea superficial, aunque quizá sea correcta. Pero lo que sí puedo hacer es echarle un vistazo a los programas de los partidos que a priori me llaman la atención, buscar su nombre en internet y leer entrevistas y noticias para comprobar si las palabras de sus candidatos son consecuentes con sus ideas, además de comprobar la aceptación o el rechazo que causa entre los comentarios (los lectores de un medio no son representativos de nada, pero pueden servir para hacerse una idea). Promesas de boquilla y en programas tenemos ya bastantes, necesitamos políticos que sean consecuentes con ellas, no que se contradigan antes siquiera de llegar al poder.

Cerrando

Yo iré a votar este domingo. Y votaré a un partido pequeño, con la sensación de que lo votará poca gente y que la abstención será grande. Pero no quiero votar a un partido con el que no estoy del todo de acuerdo para echar a otro.

Reitero que no busco con esta entrada convencer ni cambiar las ideas de nadie, porque es un tema muy personal y cada quién lo ve de un modo diferente. Pero si no te lo has planteado antes, por favor infórmate, lee, dedica un rato a mirar periódicos y programas, y que lo que hagas el domingo sea por unas buenas razones y no por dejadez o pereza.

Ocurra lo que ocurra, estas elecciones a mí me habrán servido, como mínimo, para conocerme más respecto a estos temas, para comprender un poco mejor algunos términos que se manejan, y para confirmar mis ideas: mientras no haya un gran acuerdo para cambiar el sistema de otra manera, votar es el único modo que tenemos de mostrar nuestro desacuerdo.

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